Ojo brillante (El rayo de Zeus)
Arsen se levantó con los primeros rayos de sol.
Salió en dirección a donde estaba su caballo, Black, lo desamarró del tronco de un viejo y enorme árbol, para llevarlo a tomar un poco de agua a la orilla de la laguna.
-Tenías sed, muchacho – dijo Arsen sosteniendo a su fiel corcel del bozal.
-¿Madrugador? – dijo una voz femenina a las espaldas de Arsen.
Arsen volteó y vio a Jessie, quien tenía sus delgados pies descalzos en el agua.
-Sí – contestó Arsen – A Black le gusta ver el amanecer conmigo.
-Eso es tierno y descabellado a la vez – sonrió Jessie.
Arsen miró el collar que tenía Jessie en el cuello, era una luna creciente del mismo material del medallón que la anciana le había dado.
-¿Dónde lo conseguiste? – preguntó Arsen.
-¿Esto? – señaló Jessie el collar – nací con esto.
-Pero no tienes treinta años – dijo Arsen son rareza.
-Tienes razón – rió Jessie – tengo más de ochenta años.
Arsen la miró incrédulo.
-Es increíble cuanto desconoces sobre tu naturaleza – dijo Jessie – nosotros, hijos de Selene, somos dejados en tierra como simples fetos. Nuestro desarrollo se realiza en tierra, dura más de veinte años. Nuestro crecimiento no se cuenta con trescientos sesenta y cinco días, sino en setecientos treinta días; lo que sería dos años. Así que yo tengo diecinueve años.
-Interesante. A mí se me olvidó todo eso, poco recuerdo de mi infancia – dijo Arsen.
-Lo importante es lo que vivas ahora – dijo Jessie – Blake debe estar despertando. Prepararé el desayuno, alístate que tu entrenamiento empieza desde hoy.
Blake salió de la casa y miró a los chicos en la orilla de la laguna, movió la muñeca en ademán de saludo luego volvió a meterse en la cabaña.
Jessie regresó también a la casa dejando a Arsen solo con su caballo.
-¿Hubieras pensado eso, Black? – rió Arsen – Después de todo, soy más viejo que tú.
Arsen volvió a amarrar a su caballo y se internó en la casa.
Jessie estaba sirviendo el desayuno y Blake estaba sentado ya en la mesa del comedor.
-Buenos días, Arsen – saludó Blake – veo que eres madrugador. Eso es bueno.
Arsen se sentó en la mesa.
-Come bien – dijo Blake viendo el plato de frutas que acababa de traer Jessie – Hoy será un día agotador.
Cuando terminaron de desayunar, todos salieron de la cabaña y se ubicaron en un lugar plano, sin árboles, y espacioso.
Jessie se colocó al costado de Arsen para transmitirle confianza.
Blake se colocó frente a ellos.
-El ojo dorado activa tus poderes y dotes sobrenaturales cuando brilla – explicó Blake – mientras el ojo esté opaco, serás tan vulnerable como cuál ser humano común y corriente.
Arsen asintió.
-El ojo brillará cuando tus pensamientos estén completamente enfocados en concentrarse, como si estuvieras reuniendo energía – dijo Jessie.
-Observa – dijo Blake.
Blake cerró los ojos, una luz empezó a emanar de su cuerpo, como lo había hecho Jessie en el árbol del crisol.
En pocos segundos Blake volvió a abrir los ojos. Ahora su ojo dorado emitía un resplandor fosforescente.
-Cuando esté así puedo correr a una velocidad inimaginable – dijo Blake.
Blake salió corriendo rápidamente, solo se sentía el viento que dejaba por la velocidad, pero no se veía la dirección que tomaba. Blake regresó al mismo sitio en cuestión de segundos.
-Mírame – dijo Jessie apartándose un poco de él.
Jessie hizo el mismo procedimiento, hasta que su ojo derecho iluminó.
Jessie extendió los brazos, como si fuera a dar un abrazo, y enseguida siete personas idénticas a Jessie aparecieron.
-Inténtalo – dijo Jessie con dulzura – no te preocupes si no te sale a la primera.
Arsen asintió. Cerró los ojos y trató de enfocar toda su energía. Sintió como un cosquilleo recorría su cuerpo, poco a poco su cuerpo fue brillando hasta que sintió que su ojo derecho emanaba una luz propia.
Arsen abrió los ojos.
-Bien hecho, Arsen – dijo Jessie.
Blake le lanzó su sable.
-Buenos reflejos – dijo Blake viendo que Arsen no tuvo ningún problema en tomarlo – Tal vez tengo una idea de donde está enfocado tu poder.
Blake corrió y volvió casi enseguida con otro sable.
-En tus brazos – finalizó Blake – Jessie y yo dominamos la espada de rayo. Vamos a ver qué tan bueno eres.
Blake corrió hacia él atacándolo, pero Arsen se defendió. Su visión podía divisar los movimientos de Blake como si estuviera corriendo a una velocidad normal.
-Bien – dijo Blake – La espada de rayo son movimientos súper sónicos que emite una especie de luz que corta más que la hoja de tu espada. Entrégale la espada a Jessie y observa.
Arsen obedeció.
Jessie y Blake se pusieren cara a cara estrechando el filo de sus espadas.
-A mi señal – dijo Blake - ¡Ya!
Jessie empezó con uno movimientos rápidos de la espada que chocaban con la contraria, ambas espadas emitían una luz blanca.
Blake desvió su espada para terminar la demostración.
-Toma, inténtalo – dijo Blake entregándole en sable.
Arsen tomó la espada y se colocó delante de Jessie.
-Empecemos – dijo Blake – y nunca despegues la vista de tu espada.
Jessie empezó los movimientos y Arsen los correspondía. Jessie sintió hacer un gran esfuerzo para esquivar los ataques de Arsen.
-Jessie aumenta la velocidad – ordenó Blake.
Jessie incrementó la rapidez de sus movimientos, pero al parecer no afectaba en lo absoluto a Arsen.
-¡Ya no puedo! – gritó Jessie – ¡Me voy a detener!
Jessie se detuvo, pero se apartó enseguida porque un ataque de Aren, que era inevitable detener, iba en dirección hacia ella.
Al no tener la espada de Jessie chocando contra la suya, un rayo de luz salió disparado de su espada cortando un pino enorme al otro lado de la laguna.
Los tres miraron como el árbol iba cayendo al suelo.
-Impresionante – dijo Blake – es el rayo de Zeus. Solo uno de los cuatro puede hacer ese movimiento y disparar el rayo de Zeus.
-Increíble – corroboró Jessie envainando el sable.
-Practiquemos ese movimiento una vez más – dijo Blake.
Toda la mañana practicaron ese movimiento. Y repetidas veces salió.
En la tarde practicaron destreza y agilidad, cómo defenderse.
Como a las seis de la tarde cuando vieron que el sol estaba a punto de ocultarse pararon de practicar.
-Mañana probaremos tu concentración de energía en tus brazos para puedas perfeccionar el rayo de Zeus – dijo Blake – para volver a la normalidad solo deja relajar tu cuerpo por unos instantes con los ojos cerrados.
Jessie y Blake volvieron a la normalidad.
Arsen tardó un poco más en relajar su energía, pero lo logró.
-Bueno – dijo Blake respirando profundamente – hoy fue un día agotador. Me apetece cenar un buen plato de legumbres e irme a la cama.
-Preparé la cena esta mañana, vengan, ya la sirvo – dijo Jessie dirigiéndose a su casa.
Seguido Arsen y Blake.
-Lo estás haciendo bien – dijo Blake, solo falta práctica.
Arsen asintió.
Desprendió su espada de la gruesa carne de un Centurium, la sangre violácea corría por la hoja de su sable.
Io con un movimiento de muñeca guardó su espada.
-Sigamos – dijo Io apartando unas ramas.
Shen y Menfis observaron al animal inerte en el suelo.
Centurium eran leones, cazadores expertos y muy duros de matar. Les sorprendió que Io con un solo ataque lo hubiera derribado.
-No se queden ahí parados, ¡Caminen! – dijo Lorak pasando a su lado – mi abuela en su andadera camina más rápido que ustedes.
Shen y Menfis le echaron un último vistazo al animal antes de seguir.
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